lunes, 14 de octubre de 2013

YOKOSO TOKYO! Bienvenidos a Tokyo

Tokyo, 14 de octubre de 2013


Bueno pues ya está, ya estamos recién llegados a Tokyo. Es casi la 1 de la mañana del día 15 y nos levantamos a las 6.30. Se puede decir que apenas hemos vivido 4 horas del lunes 14. Vayamos por partes que el viaje ha dado de sí.

El miedo que teníamos a perder el vuelo de conexión por el cambio de aeropuerto en Francia ya ha pasado. Pese a estar a 45 km, cuatro horas sí son suficientes para cambiar de Orly a Charles de Gaulle, conseguir nuestra segunda tarjeta de embarque y pasar todos los controles. Es bastante justo pero se consigue. A ver a la vuelta con 3h20'...





La lanzadera de Air France cuesta 20 euros y es rápida y eficiente, sale cada media hora y en una hora te cruza París de punta a punta y te deja en el aeropuerto (34 la ida y vuelta, pero nosotros no la hemos podido coger porque a la vuelta llegamos a las 3,30 de la mañana y a esa hora la única posibilidad de ir de un aeropuerto a otro es un taxi).

Al llegar a Charles de Gaulle había una cola bastante larga de japoneses esperando para hacer el check-in, pero parece que esta gente es tan ordenada y eficiente tanto dentro como fuera de su país, porque con velocidad hemos avanzado y conseguido nuestra tarjeta de embarque. Ya que no habíamos facturado en el primer vuelo, hemos decidido tampoco hacerlo en este, así cuando lleguemos a las 18 de la tarde a Tokyo no tendremos que esperar las maletas. 




El aeropuerto Charles de Gaulle es una maravilla, sillones cama, wifi gratuito, Playstations... Vamos que si te toca pasar una noche por overbooking aquí no es tan terrible como en otros lugares (ejem, Atlanta). El avión por su parte fue especialmente incómodo, hecho para japoneses por sus asientos estrechos y duros. Terrible para pasar 11 horas. Al menos los baños eran muy espaciosos, y pudimos ir los tres juntos sentados.


A la llegada a Tokyo pasamos tres controles. El primero de salud, con una cámara que mide la temperatura corporal, el segundo de pasaportes, bastante rápido y uno último de aduanas donde todo el mundo tiene que abrir sus maletas. La eficiencia es espectacular. Un hombre te revisa los papeles antes de pasar el control (en nuestro caso nos echó para atrás por haber usado lápiz en vez de boli a la hora de rellenar los impresos). Las colas son ordenadas y rápidas.

Para llegar a nuestro hostel cogimos un metro o tren (no lo tenemos claro) por 8 euros. Pese a haber tardado casi hora y media en llegar se puede decir que es rápido y a esas horas, las 19 de la tarde, iba bastante vacío. A nuestro lado los japoneses cabecean o juegan con sus Nintendo DS. Los que están enfermos usan una mascarilla para cubrirse la cara... Yo he estornudado un par de veces y estoy pensando en ponerme una antes de que me empiecen a mirar mal, a donde fueres haz lo que vieres.





Los japoneses no son sólo eficientes, aparte son tremendamente amables. En el tren una chica a la que preguntamos se bajó del vagón en el que iba para acompañarnos al andén donde debíamos de coger el intercambio para acto seguido volver a coger su mismo tren y proseguir su camino.

Llegados al barrio de Asakura nos alojamos en el hostel Samurai, las indicaciones son tan buenas que lo encontramos sin problemas. Nada más llegar al hostel la recepcionista amablemente nos pide que nos descalcemos y dejemos nuestros zapatos a la entrada. Por un lado es muy cómodo ir descalzo, pero por otro, después de 20 horas de viaje temíamos provocar un ataque químico con nuestros pies. El hostel es muy recomendable, todo está muy limpio y bien situado. Compartimos habitación con un tal Dimitri, que por cierto tendríais que escucharle roncar. El precio, unos 25 euros por persona la noche.


Dejadas las mochilas nos fuimos a dar un primer paseo por este barrio y tener nuestro primer contacto con Japón. Es curioso, aquí tengo la sensación de que hacemos gracia a la gente, algunas personas nos sonríen, otros nos preguntan si somos españoles e incluso alguno nos avisa de que se nos olvida algo diciéndonos "señor". El hostel está en un margen del río y muy cerca del templo de Denpoin y la pagoda de los cinco pisos. De todos modos lo importante era comer.




Nos decidimos por una especie de bar-restaurante típico de comida japonesa donde se comía sentado en la barra. Cuando entramos allí todo el mundo estaba solo. Los camarero-cocineros nos dijeron que teníamos que sacar un ticket en la máquina para la comida (sí, como en la facultad) con la dificultad de que todo estaba en japonés y tan sólo nos podíamos guiar por las pequeñas fotografías de los platos... No fue del todo fácil sacar nuestro ticket de cena pero lo conseguimos. Sopa de miso, una especie de filete de ternera en tiras y un bol de arroz por menos de 4 euros, realmente barato. Además el agua estaba incluida y es muy buena, podría decirse que casi como la mineral. Con la barriga llena dimos un paseo por el barrio hasta el templo.




Al ser de noche la mayor parte de los comercios estaban cerrados. Sólo los restaurantes y las salas de pachinko estaban abiertas.

Los templos de este barrio son bastante majestuosos y la pagoda de los cinco pisos iluminada de noche resulta espectacular. A cada lado del templo hay una estatua de unos "diablos" dignos de convertirse en villanos de los Power Rangers. Las calles con sus farolas también tienen bastante encanto y la gente pasea con sus bicis. En los alrededores del templo hay unos bonitos jardines japoneses. El paseo nocturno pese a estar muy cansados del viaje, fue relajante. En las calles a cada paso hay máquinas expendedoras de todo tipo de bebidas, desde café a coca-cola. 




Las luces y sonidos de las salas de juego japonesas nos llamaron la atención y decidimos entrar a echar un vistazo. Entre lo más curioso estaba una máquina tragaperras que te premiaba con chocolatinas y en la que dos chicos jóvenes estaban intentando sin éxito llevarse el premio gordo, máquinas de apuestas de carreras de caballos virtuales que se veían en pantallas gigantes, e incluso un simulador de empujar una mesa con fuerza. Sí, la máquina consistía en una mesa que tenías que empujar y tirarla lo más fuerte posible (por lo que entendimos en el juego eras un profesor cabreado). Por supuesto entre todos ellos estaban las omnipresentes máquinas de pachinko que tendremos que aprender a usar para poder echar una partida.


Después de comprar agua y ya casi a las 00 de la noche decidimos volver al hostel a ducharnos y descansar. Aquí tuvimos nuestra primera experiencia con los esteres japoneses... Sí, esos ingenios de la tecnología con cientos de botones que te limpian ellos mismos... Puedo decir sin lugar a dudas que como diría Homer Simpson "nos llevan siglos de ventaja". El chorro te deja impoluto y los botones son maravillosos. En breve el video con mis impresiones en directo.


La verdad es que después de tantos años yendo a países bastante menos desarrollados, es curioso poder dormir con las sábanas limpias del hostel, lavarte los dientes con agua del grifo y pasear por unas calles sin un solo papel por el suelo. Nos acostamos, mañana arrancamos ya a Kyoto.





P.D. A los familiares y tíos de Diana, qué ilusión teneros en los comentarios! Gracias por seguirnos!

8 comentarios:

  1. un placer.Me alegro de qué la conexión haya sido buena. ;)

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  2. Que bien chicos!!! Oye, el premio gordo de la maquina que paga en chocolatinas..que era?? una tableta de turron suchard?? ;-)

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  3. jajja tb te ponen musiquita la taza del váter cuando vas a ahí a darlo todo?

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  4. chicos!! que genial parece todo... disfrutad a tope!!!

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  5. Hola chic@s: una pregunta. Los 3 sentados juntos en el baño?

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  6. Tanta limpieza da un poco de miedo no? Es broma. Ya veo que habéis estado muy ocupados. Lo del video en directo con tus impresiones o al revés tendrás que censurarlo JAJAJAJA Besos para los tres

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  7. Hola otra vez nos estamos haciendo mayores quería hacer el comentario aquí y veo que esta en la otra página por favor mandarme a Japón de becario, igual aprendemos algo, jajajajajaja. Lo dicho besos

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  8. Pasaroslo en grande.. que envidia!! Un besote!! Olga.

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