miércoles, 16 de octubre de 2013

SENDERISMO ENTRE TORIS Y CIERVOS

Nara, 16 de octubre de 2013

Habiéndonos acostado a las 2:30 de la mañana, madrugar hoy nos fue imposible. Hasta las 9 no amanecimos en el suelo de nuestra habitación japonesa. A las 10 salimos en ruta. Nuestro primer planning era ver los alrededores de Kyoto.

Después de un café rápido y un bollito en el 7Eleven nos fuimos a la estación de trenes. Allí nos dimos cuenta que en la línea de nuestra primera parada, Inari, se encontraba también Nara, así que decidimos hacer esta ruta hoy. Por suerte parece que aunque el día estaba un poco más frío, no llovía.


Inari está a 10 minutos de Kyoto en tren y es famoso por el camino con 10.000 Toris que sube una montaña que según parece, aparece en la película "Memorias de una Geisha". Por este camino hay pequeños santuarios con ofrendas. Los Toris son las típicas puertas japonesas de madera rojas/naranjas con inscripciones. Al parecer son ofrendas de la gente exitosa en los negocios. Se ve que Japón es un país con gente muy exitosa porque el camino era largo y cuesta arriba.




Más de 3 horas andando entre puertas y más puertas para llegar a un último santuario en lo alto de la montaña donde el sol por fin nos brilló un poco. Sinceramente no merece la pena subir hasta arriba, aunque nosotros podemos decir que lo conseguimos. La bajada fue bastante más rápida. Después de ver 10.000 Toris creo que ni el famoso Tori de Miyajima puede impresionarnos.

Parece ser que ni ayer en el Karaoke conseguimos un contrato que nos hiciera saltar a la fama ni hoy en los Toris interpretando a una Geisha corriendo entre Toris... Estos japoneses no saben las estrellas que se pierden.



Cogiendo el cercanías en Inari llegamos a Nara casi a las 15 de la tarde. Nara es famosa por los cientos de ciervos en libertad que pueblan sus calles. Según salimos de la estación de trenes cogimos una calle que nos llevó directos a la zona turística, plagada de excursiones de niños todos con su gorro amarillo para no perderse y polo blanco y pantaloneta azul, exactamente igual vestidos que el niño de Doraemon.

El paseo discurre entre pagodas y templos, alguno de ellos de enormes dimensiones como el que alberga el Gran Buda. A la entrada del templo unas enormes e impresionantes figuras de unos demonios de madera dan la bienvenida. Por todos los lados, ciervos y más ciervos buscando turistas que les den de comer.



Estos ciervos están totalmente acostumbrados al ser humano y te puedes acercar a ellos sin problemas, aunque hay carteles que advierten de que pueden morderte o embestirte. Después de subir la colina de los Toris, las escaleras de Nara se nos hicieron un poco pesadas... Menos mal que el paseo por el parque compensaba y sobre todo, no llovió en todo el día pese a ir cargados con los tres paraguas desde primera hora de la mañana.

Parece ser que la berrea de los ciervos aquí también es en octubre, porque los animales estaban clamando continuamente... Para despedirnos de los templos de Nara subimos una cuesta que daba al templo de las mil linternas... Pero nuestra decepción fue grande cuando vimos que estaba de reformas.



Después de malcomer en todo el día unos gusanitos de queso y poco más y ya que había caído la noche, decidimos entrar en un restaurante a cenar comida típica japonesa... El restaurante era muy bonito con sus tatami y sus mesas bajas, pero la comida... En fin... Pedimos 4 platos y más que platos eran minitapas... Tres piezas de tempura, un pequeño bol de arroz, cinco trozos de pollo rebozado y cuatro trozos de carne de ternera en salsa que al menos Encarna pudo acompañar con su primera cerveza japonesa, la cual por cierto probamos Mabel y yo y no está nada mal. 



Todo ello por 2000 yenes, unos 17 euros. Como nos quedamos con hambre decidimos completar la cena en el supermercado comprando chocolate. Encontramos los palitos Mikados auténticos jeje. A las 19.30 pasadas estábamos cogiendo de vuelta nuestro tren a Kyoto. Por cierto, hasta el momento no hemos tenido ningún momento de avalancha humana en el tren ni en el metro, es más, el transporte va especialmente vacío... No es que tampoco deseemos vivir la experiencia, pero tampoco estaría del todo mal para vivir el auténtico Japan way of life... A ver con qué nos sorprende el dios del viaje.



Ya en Kyoto lo primero era ir a por las mochilas a la posada japonesa y una vez con ellas buscar algún alojamiento barato en la ciudad. Nuestra intención era probar los famosos hoteles cápsulas. Decidimos ir a uno bastante céntrico que nos resultó bastante fácil de encontrar. Parece que ya nos vamos acostumbrando a los nombres de calles como Katawasi, Togiramori o Sawakara, todos ellos por supuesto con la palabra Dori detrás que hemos deducido que significa calle. Vamos que hablamos ya de estas calles como quien habla de la calle Santiago o la calle Pez.

Ahora vayamos a la parte friki... El hotel cápsula. Qué decir de él... Primero que es caro. Nosotros hemos ido al hotel 9hours, donde como su nombre indica se paga por horas y se puede estar un máximo de 9 horas. Nosotros entramos a las doce de la noche y tenemos programada la salida para las 7 de la mañana y eso cuesta 3700 yenes, unos 30 euros, más que los ryokhanes dónde nos hemos alojado estos días. Antes de hacer el check-in fuimos a cenar algo, misión bastante complicada porque aquí casi todo cierra como muy tarde a las 22 de la noche. A Encarna y a mí nos da la sensación de que esto no es un hotel cápsula auténtico... Todo es muy blanco y espacial... De hecho uno tiene miedo de acostarse aquí y levantarse en la nave de alien.



Las cápsulas son espaciosas pero no tienen televisión (canales porno japoneses tampoco) y no están insonorizadas, tan sólo un store enrollable te separa de otros compañeros de cápsula. En el frontal de la cápsula y en color negro está el "centro de mandos" desde donde encender y apagar tu luz individual, programar la alarma y ver la hora. También hay un enchufe. En los lados dos pequeñas hendiduras donde dejar un libro o botella de agua

Además se está separado por sexos... En unas plantas están los hombres y en otras las mujeres. De hecho hay dos ascensores, uno para cada sexo y desde el de hombres no se puede acceder a las plantas de las mujeres y viceversa.



El baño y las taquillas están en la última planta. Ahí también están las duchas que dan paso a la bañera con agua ardiendo donde se mete todo el mundo... Vamos es como un Jacuzzi pero sin la gracia de las burbujas. En la taquilla te dejan toallas, un kymono y un cepillo de dientes. La parte más negativa es que sólo hay un enchufe por cápsula (muy bien camuflado por cierto) y no hay wifi en las habitaciones, sólo en recepción. 

En definitiva que la experiencia de dormir en un hotel cápsula ya la hemos cumplido, pero tampoco es algo recomendable al 100% como sí recomendamos ir a un Karaoke y darlo todo. Una frikada más que había qué probar. Al menos nos servirá para dormir una noche con nosotros mismos... Judith seguro que nos entiende.


4 comentarios:

  1. Siempre me acordaré de Mabel en croacia, botella de vodka Vigor en mano, confesando todo!! jajaja, si es que en estos viajes es muy importante dedicarse algo de tiempo a una misma!!

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  2. jaja todavía no teneis el síndrome del Románico? chicos con lo poco que coméis esto va a ser más efectivo que la ameba mexicana jajaja voy a tener que ir yo tb a Japón a perder lastre... no es agobiante dormir en la capsula? como resuenen tus ronquidos Alfonso los japos van a flipar... te bañaste con los japos en la bañera? fliparian un poco

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  3. Muy chulo chic@s!
    Estamos deseando de tener nueva entrega, nos tenéis muy mal acostumbrados... jeejjeje
    Ele

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  4. Hola chic@s: ese paseo entre Toris imitando a las Geishas hay que mostrarlo. Me parece q vais a tener q comer en los supermercados. Un beso

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